Desarrollo psicomotor en el niño
El desarrollo psicomotor en el niño hace que éste, con sus potencialidades genéticas que van madurando y la intervención de facilitadores ambientales, vaya construyendo su propia identidad. El niño se construye a sí mismo a partir del movimiento. Su desarrollo va del acto al pensamiento, de la acción a la representación, de lo concreto a lo abstracto. Durante todo el proceso se va desarrollando una vida de relación, de afectos, de comunicación, que se encarga de dar tintes personales a ese proceso.
La experiencia corporal, desde las primeras edades evolutivas, se abastece de contenidos emocionales y afectivos. Esto permite que emerjan con mayor facilidad las diversas funciones cognitivas y motrices, claves para el desarrollo de cada estadio evolutivo. Es decir; las experiencias que el niño va teniendo con su cuerpo en relación a su medio, según Piaget, citado por Gessel (2001) permiten elaborar esquemas y éstos a su vez diferenciar y continuar sus experiencias hasta llegar a la elaboración definitiva de su YO corporal.
El juego simbólico
En las primeras etapas evolutivas se hace imprescindible la experiencia de emplear la totalidad del cuerpo en el juego simbólico; el comportamiento motor, la espontaneidad, el gesto, la postura, entre otros, como los medios expresivos básicos por excelencia. Incluso por encima de la palabra. Por ello, una vez iniciado el crecimiento como individuo, unido a la consolidación y al mismo tiempo a la abstracción del esquema corporal, se van uniendo las imágenes que se hacen con respecto al cuerpo. Estas imágenes suelen ser fruto de los reflejos que se reciben de los objetos (mundo objetal) como de los sujetos (mundo social).
A raíz de esta conjugación entre las nociones de esquema e imagen de la corporeidad, se construye un nivel de consciencia corporal adecuado a cada edad evolutiva. Y se plantea a la educación psicomotriz como una alternativa en la acción educativa del docente de educación inicial. Planteándola desde una pedagogía activa, flexible y crítica que pondere el movimiento a fin de mejorar el desarrollo de las capacidades intelectuales, afectivas y sociales.
La importancia de la estimulación temprana
Destaco la influencia de la estimulación temprana en el área psicomotriz, ya que permitirá integrar los registros sensoriales con el movimiento. De esta forma se incrementa. la capacidad de que los niños den respuesta a diferentes tipos de situaciones. Por esto se estima que el proceso de estimulación incentiva el deseo de aprender. Hasta el punto de que se coordinen la actividad mental y motora para llegar al saber a través de la experiencia.
Por esto los métodos de enseñanza han sido considerados de vital importancia en la historia de la educación. Y dentro del campo de la psicomotricidad son fundamentales para que el individuo logre desarrollar su aspecto psicomotriz en pleno. Porque todo movimiento complejo se construye a partir de reacciones y estructuras de movimientos anteriores. El especialista de educación inicial tiene que conocer cuales son los esquemas motrices que cuentan sus alumnos, y a partir de ellos, desarrollar los nuevos movimientos.
Desarrollo psicomotor en el niño por medio de experiencias
El desarrollo psicomotor en el niños es logrado por medio de experiencias y estímulos del medio ambiente. Estos lo ubican primero con la percepción de sí mismo y posteriormente su interacción con el espacio que lo rodea. Para conseguir este desarrollo es necesario, según Vidal (2005) lograr primero la sensación del movimiento. En un primer momento en forma involuntaria y posteriormente dirigido para lograr una actitud o actividad especifica. Para ello se requiere la maduración de la simetría nerviosa central por medio del control de centros superiores sobre centros inferiores logrando una actividad especializada en cada área.
De igual forma, Craing (2005), señala que el desarrollo psicomotor en el niño se puede considerar como la evolución de las capacidades para realizar una serie de movimientos corporales y acciones, así como la representación mental y consciente de los mismos. En este desarrollo hay unos componentes madurativos, relacionados con el calendario de maduración cerebral. Y también unos componentes relacionales que tienen que ver con el hecho de que a través de su movimiento y sus acciones el sujeto entra en contacto con personas y objetos con los que se relaciona de manera constructiva.
Desarrollo psicomotor en niños y su proceso educativo
Durante los últimos años se ha acrecentado el interés acerca del papel del desarrollo psicomotor en niños y en su proceso educativo. Este desarrollo tiene una profunda influencia en el desarrollo general, sobre todo en los periodos iniciales de la vida. No obstante, el tono muscular, la postura y el movimiento son las primeras formas de comunicación humana con el medio.
Los procesos de aprendizaje humano se establecen sobre el sistema tónico – postural (adquisición del equilibrio y las nociones de esquema e imagen corporal) y la actividad motriz coordinada e intencional. Y de ahí que cualquier alteración que afecte el desarrollo psicomotor es potencialmente generadora de una discapacidad de aprendizaje.
El movimiento como facilitador
El movimiento se ve ahora como un facilitador primario del desarrollo cognitivo, afectivo y motor durante la infancia y la niñez. Es en éstas épocas en las que estas tres áreas de la conducta humana se encuentran más estrechamente interrelacionadas. Por tanto, cualquier dificultad en alguna de estas áreas puede afectar negativamente el proceso educativo total del niño.
Sin embargo, el desarrollo de habilidades motrices y psicomotrices era dejado al azar. Se esperaba que la maduración y la libre experiencia de los niños serían suficientes para alcanzar un desarrollo psicomotor adecuado. Hoy se sabe que sin experiencias psicomotrices apropiadas, algunos niños no se desarrollarán como sería de esperar. No hay por qué suponer que todos los niños sanos y activos que acceden a la Educación Primaria poseen un dominio adecuado del cuerpo.
La importancia de los primeros seis años
Esto permite corroborar los postulados de Gessel (2001). Este autor indica que los seis primeros años de vida están relacionados con el surgimiento de una variedad de habilidades motrices gruesas y finas a partir de las reacciones originarias. Lo interesante del desarrollo de estos movimientos es que su carácter automático hace mayor su adaptabilidad a las exigencias nuevas.
Una vez adquiridas y mecanizadas, las habilidades permiten una mayor libertad para la acomodación de las nuevas situaciones. Y sirven también como preparación fundamental para el desarrollo de las habilidades superiores en los años posteriores. Se puede considerar que los primeros años de vida son un periodo de integración y estabilización de modos básicos de conducta. Infancia y niñez son fundamentales para el desarrollo de las actividades más evolucionadas.
Referencias
Craing, J. (2005) Desarrollo Psicológico. México.
Gessel, A. (2001) El niño de 1 a 5 años. España: Paidos. Séptima edición.
Vidal, M. (2005) Atención temprana. Guía práctica para la atención del niño de 0 a 3 años. Madrid: Partiño.